Pasamos estos días de julio saltando de ola en ola de calor y de la mano de Raquel Contador, vamos a dar la bienvenida a la sandía, una de las frutas de temporada que más nos hidratarán en las próximas semanas.
El verano es sinónimo de calor y de apetencias varias, entre cervecitas, limonadas y mucha playita para los más afortunados, piscina para quienes no vivimos en la costa. Es decir, mucho remojo y mucho líquido para calmar la sed y estar bien hidratados. A todo esto, hoy tengo el honor de recibir a una invitada muy especial y que nos ayudará a cocinar el post de hoy ¡Bienvenida Señorita Sandía!

Hidrátate con una buena rodaja de sandía
No te la voy a presentar ni decir nada que tú no sepas, pues a estas alturas supongo que ya la conoces y la has recibido en más de una ocasión. Además, con este calor no voy a hacer malabares con las palabras, voy a ser práctica, directa y honesta. Así que, ahora mismo, voy a comerme una tajada de Sandía y voy a compartir mis sensaciones contigo ¿Te animas a participar? Venga, es muy fácil, jeje… Solo ve a la cocina y disponte a conversar con la Sandía.
Un bocado ligero, pero complejo y con mucho jugo
¡Ay! En mi caso, es chistoso el primer recuerdo que tengo de la sandía: de siempre me ha gustado y de pequeña muchas noches era mi cena –no quería ni me apetecía nada más-. Pero, en aquel tiempo mis dientes –aquellas palas delanteras- estaban uno en la Coruña y otro en Barcelona, eso sí, me decían “muy buenos para arrebañar las tajas de sandía”, me reía por no llorar claro. Sonrío cada vez que vuelvo a toparme con esta fruta tan estival y recuerdo aquella anécdota. Pero si te fijas y observas, la sandía está llena de sonrisas; cada tajada te invita a ello, con su forma y su ofrenda, esa que te refresca, juguetea y te vicia, pues un bocado incita a otro y, si está dulce, cuesta decirles adiós. Es una de mis frutas preferidas y aunque ligera es muy compleja en realidad, tanto es sus aspectos connotativos como nutritivos. Voy a desnudarte, amiga sandía ¡No te sonrojes más, qué tus coloretes ya lucen perfectos!

Carpaccio de sandía, melocotón y kumquats del blog «Lazyblog»
Eres dulce, o debes serlo, atractiva, sana por fuera, con ese verde liso o veteado, roja y viva en tu interior; crujes en cada bocado y es un gusto besarte, siempre nos bajas la temperatura y nos sacias sin empalagarnos. Eres pura energía, vitamina, nos animas por fuera y por dentro, pues eres depurativa y ayudas a que nuestro cuerpo fluya. Sin duda, no dejes de visitarnos en vacaciones, es cuando luces más bella, es cuando eres tú, tal cual, natural y sin maquillaje.
Si te fijas, esas pepitas que le adornan, destellos de vida, podrían ser lágrimas si permitimos volar a nuestra imaginación, con lo que esta señorita sería reflejo de la vida misma. Esto me hace pensar en el film musical Sonrisas y Lágrimas; por eso, es un bocado tan ligero en apariencia y tan complejo si le sacas el jugo que lleva dentro.
Antes de revelarte un secreto, te daré algunos consejos para ser buen amigo de la Sandía:
- Es deliciosa sola, no le hace falta nada más. Le gusta que la recibas entre horas.
- No dejes que se pase, se pone muy fea y no gusta tanto.
- Puedes combinarla y hacer gazpacho de sandía, helados, granizados y muchas recetas más, pero que no se convierta en un hábito; el mejor placer te lo dará sola.

Sorbete de sandía y hierbabuena de La cocina de Babel
Ahora sí, el misterio que quiero compartir contigo es que la sandía al sol se enfría, yo no lo creía hasta comprobar que era cierto. Corta una tajada y ponla al sol, te sorprenderás lo fresquita que se queda. Cómo no me va a gustar la sandía si sabe mantener el tipo en todo momento, jeje… Es una aliada que no debemos descuidar y tú, ¿Cómo la llevas?
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